
En el salón tranquilo de mi hogar,
Víctor, mi gatito, empieza a jugar.
Con ojos curiosos y patas veloces,
descubre las cañas, ¡y arma su alborote!
Las plumas al viento, el ventilador,
giran sin parar, ¡qué gran tentación!
Víctor salta y corre, se lanza al ataque,
persigue las plumas con furia felina,
pero el aire las mueve, ¡y él no las domina!
El ventilador ríe con su zumbido,
mientras Víctor, astuto, planea su asedio.
Da vueltas y vueltas, se enreda en su juego,
las plumas lo esquivan, ¡y él sigue de vuelo!
Al final, cansado, se tiende en el suelo,
con un suspiro profundo, se rinde al destello.
Las cañas de plumas y el viento traidor,
ganaron la batalla, ¡pero no su amor!
Víctor, mi gatito, con su travesura,
llena de alegría mi vida y locura.
Aunque la líe siempre con su juguetear,
no cambiaría su amor por nada en el hogar.