
I. La Rosa que se Abre
Como rosa en abril, Dios abrió su costado,
sus pétalos rojos por amor desgarrados.
No fue el viento quien los arrancó,
sino el pecado del mundo, que en ellos clavó.
Pero en su abrirse, fragancia de gracia brotó,
y el perfume del cielo al hombre llegó.
Pues el amor no teme al dolor que deshoja,
si al final su aroma es vida que moja.
II. La Abeja y el Néctar
Como abeja sedienta que en la flor se posa,
Cristo bebió el cáliz de nuestra amargura.
No por dulzura, sino por fidelidad,
tomó en sus labios nuestra iniquidad.
Y en ese intercambio, néctar de perdón,
convirtió el veneno en salvación.
Pues su boca, que probó hiel y dolor,
nos dio en la Cruz miel de su amor.
III. La Mariposa y el Vuelo
Como mariposa que rompe su crisálida,
la Cruz fue el capullo donde ardió su vida.
No para quedar en sombra y luto,
sino para abrir, en luz, su vuelo absoluto.
Sus alas, clavadas, nos enseñan el modo:
morir para vivir, entregarse del todo.
Pues solo el amor que se deja quebrar,
puede, en su resurrección, volar.
IV. La Primavera Eterna
Como el campo en mayo, estalla en verdor,
Dios hizo de la Cruz estallido de amor.
No fue derrota, sino explosión,
de un corazón que venció a la oscuridad.
Y ahora la tierra, el mar y el cielo,
repiten su historia en cada destello.
Pues la Cruz no es solo madero y clavos,
¡es el árbol florido donde brotó el Amado!
Final: El Reflejo del Amor
Si la rosa se abre, si la abeja bebe,
si la mariposa vuela y la tierra reverdece,
es porque la Cruz, con su entrega ardiente,
espeja en la naturaleza el amor de la Fuente.
¡Bendita sea la Cruz, donde el Amor venció,
y en fragilidad humana, vida eterna brotó!
Que cada rosa, cada vuelo, cada flor,
nos hable de Él, nos hable de amor. 🌹✝️