
Alabo y sirvo a Dios de una forma nueva,
no entre cuatro paredes, sino bajo las estrellas.
Con una app en la tablet y la Biblia en la mano,
llevo el mensaje antiguo a un mundo más humano.
Mi fe no es un cuento, es una conexión,
una red de amor y profunda convicción.
Formada en su Palabra, mi «router» es la oración,
para darle a su mensaje mejor difusión.
No ordeno bancas en un templo de piedra,
mis bancos son troncos, ¡mi aula es la tierra!
La bóveda es el cielo, el sol es el foco,
y el canto de los pájaros, nuestro coro loco.
Alabo con ejemplos que ellos pueden tocar:
«Mira cómo el árbol sabe siempre orar.
Mira cómo el río, sin cesar, fluye y va…
Así es la confianza que Dios en ti ya».
Sirvo creando un «reel» de la parábola actual,
donde el buen samaritano es el chico de la ciudad.
Y en una dinámica grupal, con risas y emoción,
aprenden que ser Iglesia es construir comunión.
Alabo y sirvo, subiendo stories de paz,
de esos niños que en el parque encontraron a Dios.
Porque mi misión es clara, y la tecnología uso,
para decir que su Amor es eterno y no tiene uso.
Por eso, hoy alzo mi gratitud al Cielo,
por ser catequista «outdoor», con fe y con anhelo.
Que mi vida entera sea un like para alabar,
y en el servicio a los niños, siempre «compartir» y amar.