A mi Mamá En Tu Cumpleaños

Hoy no hay pastel, ni velas que soplar,
sino un silencio que sabe a tu nombre,
y un cielo que intento descifrar
por si tu risa en las nubes me asoma.

Han pasado dos años, y más de prisa,
pero en el alma no existe el olvido,
tu cumpleaños no es una sonrisa,
es un abrazo que no te he podido dar.

Guardo el aroma de tu café tibio,
el eco sabio de tu consejo bueno,
y en cada triunfo, y en cada desvío,
tu voz me empuja, pisando firme el suelo.

Tal vez no estés en la fiesta y la mesa,
pero presiento que no te has marchado:
te hiciste sol en la tarde más espesa,
viento en mi espalda, susurro a mi oído.

Por eso hoy, en lugar de un regalo,
te ofrezco esto que el tiempo no mata:
el amor de tu hija, que aunque sea un río desbordado,
hacia el mar de tu recuerdo se abraza.

Feliz cumpleaños, mamá de mi alma.
Aunque mi voz no traspase la tierra,
sé que tu fiesta es una luz más calma
que desde el cielo ilumina mi guerra.

Descansa en paz, y hasta siempre.

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