Ayer, contra todo pronóstico meteorológico, la magia se abrió paso en la Biblioteca Municipal de Villanueva de la Reina. Mientras la lluvia azotaba los cristales y los truenos sonaban a lo lejos, el cálido ambiente dentro de la sala era el escenario perfecto para la presentación de mi cuento infantil “De la Tierra a Urda”, una obra que promete llevar a los lectores a un viaje interestelar lleno de esperanza y amistad.
La tarde, pese a ser gris y tormentosa, se tiñó de los colores vibrantes de la imaginación. Lo más mágico de todo fue, sin duda, contemplar las caritas de los más pequeños, llenas de ilusión y asombro, mientras desgranaba los secretos de la historia. Un testimonio de que la curiosidad y las ganas de soñar son imparables, incluso en el día más lluvioso.
“De la Tierra a Urda” no es solo un cuento; es una sinfonía escrita. Como explico en la inspiradora carta de la dedicatoria a mi sobrina, Teresa, la historia nació de una melodía antes que de las palabras. Una talentosa violinista, fue la musa que inspiró este universo donde la música es, literalmente, la llave que abre portales a otras realidades.
La Aventura que Cruzó las Estrellas
La sinopsis nos presenta a Teresa, una niña que, junto a sus padres, su fiel muñeca Nancy y su querido violín, abandona una Tierra devastada por la contaminación. Su destino es Urda, un planeta puro y lleno de maravillas. Pero Teresa no es una exploradora cualquiera; lleva una misión crucial: salvar la Tierra.
En Urda, conocerá a Leo, un joven Drago Linca de estirpe maya, cuyo cuerpo está cubierto de jeroglíficos vivientes y no de escamas. Juntos, formarán un equipo único para enfrentarse a desafíos, adentrarse en la tierra vedada de Batra y descubrir un secreto ancestral que no reside en un mineral, sino en un eco del pasado y en la misma sangre de Teresa.
Un Refugio de Calidez en una Tarde de Tormenta
La presentación fue un acto entrañable, una isla de calidez frente al mal tiempo. Estuve acompañada por mi hermana y mi amigo Jose, compartí no solo la historia, sino también el emocionante poema “Viaje a Urda”, que transportó a todos los presentes directamente a los bosques de cristal y los ríos de plata de este mundo inventado.
Fue una tarde que demostró que ni la lluvia más persistente puede apagar la chispa de una buena historia. Fue un recordatorio de que las bibliotecas son esos faros indispensables donde refugiarse, soñar y dejar que la imaginación viaje desde la Tierra a Urda.
Buenas tardes!
Me alegro Elena por ti que todo haya salido estupendo en la presentación de tu nuevo Cuento, y ni las inclemencias meteorológicas hayan afectado.
Me hubiera gustado poder acompañarte pero por motivos laborales no ha podido ser.
Enhorabuena!!!
Muchas gracias. En otra vendrás si puedes. un beso.