Arrugas del Tiempo

En su rostro, las líneas se deslizan,
huellas de risas, de noches y mañanas,
cada arruga un verso, cada surco un relato,
la vida escrita en piel, sin disimulos ni quebrantos.

Más de cincuenta lunas la han visto crecer,
de la juventud fugaz al saber del ayer.
Sus manos, antes suaves, hoy guardan memoria,
de abrazos, de trabajos, de historias con gloria.

El tiempo, ese artista, pincel en la piel,
no borra la esencia, solo la hace más fiel.
Porque en cada arruga, en cada marca sutil,
late el corazón de una chica audaz y gentil.

No son grietas, son ríos que el tiempo ha trazado,
caminos de amor, de sueños, de pasado.
Y en sus ojos, aún brilla la luz de un amanecer,
porque la edad es un número, y ella sabe vencer.

Así camina, con gracia y con calma,
desafiando al tiempo, llevando en el alma
la certeza de que cada año es un regalo,
y que la belleza no envejece, solo se transforma en halo.

Porque más de cincuenta es solo el comienzo,
una etapa de fuego, de amor y contento.
Y en su sonrisa, el mundo descubre,
que la vida, con arrugas, es más pura y más libre.

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