Cansancio Vs. Esperanza

El cuerpo, aunque doblado, sigue en pie,
resiste al viento que lo quiere hundir.
La mente, aunque cansada, puede ver
la luz tenue que empieza a surgir.

Las manos, aunque grises, no se rinden,
tejen esperanza en cada despertar.
El alma, aunque frágil, siempre encuentra
un nuevo brillo para renacer.

El refugio está en el propio aliento,
en el latir del corazón que avanza.
El silencio se halla en el momento
en que el cansancio se convierte en calma.

El agotamiento es solo un paso,
un descanso antes de volver a empezar.
El muro callado será un abrazo,
un suspiro que enseña a descansar.

Y en la noche, cuando todo parece oscuro,
las estrellas recuerdan que hay futuro.
El cansancio no es más que un breve instante,
un alto en el camino, un respirar constante.

Así, el cuerpo se alza, la mente se aclara,
las manos se unen, el alma se repara.
El viento, aunque fuerte, no podrá vencer,
pues en el cansancio también hay saber.

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