Contrastes en la fe: asientos vacíos y templos llenos en Úbeda

Buenos días, queridos lectores. 🤗

Ayer viví una tarde llena de contrastes que me ha hecho reflexionar profundamente sobre nuestras manifestaciones de fe, tradición y comunidad. La experiencia comenzó con la misa de los Mártires en la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares  a las seis de la tarde, seguida del concierto de coros en la imponente Sacra Capilla del Salvador.

La sorpresa de los asientos vacíos

Llegué temprano a Santa María con mi amiga Virginia y su sobrino Tomás, un joven monaguillo. Para mi sorpresa, encontré la iglesia casi vacía. Esperaba que estuviera «a reventar» de gente, especialmente en una celebración tan significativa como la de los Mártires de Úbeda. Sin embargo, la ceremonia resultó profundamente conmovedora: los sacerdotes alrededor del altar, el coro de Santa Teresa elevando sus voces… todo creaba una atmósfera de recogimiento que, paradójicamente, pocos compartían.

Don Eusebio nos narró la historia de estos mártires, cuyos nombres deberían resonar con más fuerza en nuestra memoria colectiva. Durante la Guerra Civil española, entre 1936 y 1939, Úbeda vivió uno de sus capítulos más trágicos. Decenas de religiosos, sacerdotes y laicos fueron perseguidos y asesinados por su fe. Su sacrificio representa no solo un episodio histórico doloroso, sino un testimonio de convicción que trasciende el tiempo.

El contraste: templos que se llenan

Más tarde, bajo un cielo amenazante, me dirigí a la Sacra Capilla del Salvador para el concierto de coros. Aquí, la escena era completamente opuesta: el templo «a reventar» de personas, desafiando el mal tiempo.

Me senté con mi amiga Virginia, esperando encontrar también a mi familia de cursillos en Santa María o a mi grupo de Fundamentos Cristianos… pero no estaban allí. Curioso, ¿verdad? 🤔

Este contraste me ha hecho reflexionar sobre nuestro comportamiento como comunidad. Observo que nuestras iglesias se llenan principalmente en dos circunstancias: durante las solemnidades de las cofradías y en los conciertos navideños. En estos eventos, la asistencia masiva parece no depender del clima, la hora u otros inconvenientes.

Reflexionando sobre nuestras prioridades espirituales

¿Qué nos dice este comportamiento sobre nuestra relación con lo sagrado? ¿Asistimos a la iglesia por tradición, por devoción, por interés cultural o por necesidad espiritual? Las solemnidades de las cofradías representan tradición, identidad y espectáculo religioso. Los conciertos navideños combinan espiritualidad con disfrute estético. Ambas son formas legítimas de acercamiento a lo divino, pero ¿complementan o sustituyen a la experiencia comunitaria regular de fe?

Los mártires a los que honramos dieron su vida por principios que iban más allá de lo ceremonial. Su ejemplo nos invita a preguntarnos: ¿nuestra fe se manifiesta solo en grandes eventos, o impregna también lo cotidiano?

El peculiar carácter ubetense

Este pueblo nuestro, Úbeda, tiene un comportamiento peculiar. Valoramos nuestras tradiciones, acudimos en masa cuando hay solemnidad o música, pero a veces olvidamos que la fe también se nutre en la cotidianidad, en el silencio de una misa entre semana, en la comunidad que persevera más allá de lo extraordinario.

Quizás estos contrastes no sean necesariamente negativos. Tal vez representen las múltiples formas en que buscamos lo trascendente: a veces a través del ritual solemne, otras a través de la belleza musical, y en ocasiones, en el recogimiento íntimo.

Conclusión: encuentro en la diversidad

Ayer aprendí que la fe se manifiesta de muchas maneras. Que hay espacio para la multitud que llena el Salvador con sus cantos, y para el pequeño grupo que recuerda a los mártires en Santa María. Lo importante quizás no sea juzgar cómo expresamos nuestra espiritualidad, sino reconocer que, de diversas formas, seguimos buscando.

Los mártires de Úbeda nos enseñaron que la fe puede costar todo. Nosotros, sus herederos, navegamos en aguas menos turbulentas, buscando equilibrio entre tradición y modernidad, entre solemnidad y cotidianidad.

Que sus historias nos inspiren no solo a llenar las iglesias en los eventos especiales, sino a llevar su testimonio en nuestros corazones cada día.

¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis observado estos contrastes en vuestras comunidades?

Un abrazo a todos.

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