
Dos años y tres meses sin tu risa,
sin ese abrazo que calmaba el día,
sin tus palabras, esa dulce brisa,
sin tu mirada llena de alegría.
Recuerdo tus manos, cálidas y fuertes,
tejiendo amor en cada pequeño gesto,
tus pasos ligeros, tus ganas de suerte,
tu luz que aún guía lo que queda de este huerto.
El tiempo no borra tu voz en mi oído,
ni el eco profundo de tu corazón,
sigue aquí tu amor, mi eterno latido,
tu esencia es raíz, savia y canción.
Madre, aunque el cielo te tenga prestada,
en mí vives entera, jamás desterrada.
Con todo mi amor,
Elena