
Madre
No te fuiste,
aprendiste a quedarte
en todo.
En la luz que entra despacio por la mañana,
en el silencio que abraza cuando cae la noche,
en la forma en que mi corazón
pronuncia tu nombre sin decirlo.
Eres la mano invisible
que sostiene mis días,
la voz suave que me calma
cuando el mundo pesa.
Madre,
tu ausencia no es vacío:
es presencia eterna,
amor que no termina,
hogar que nunca se apaga.
Descansa en la luz,
yo te llevo en el alma.