Mandiles de Esperanza

Mandiles de Navidad, flores y frutas,
pequeñas manos que tejen versos al frío.
Con pinzas de colores y estampados,
bordan el nombre de un desafío humano.
 
La ELA avanza, silencio que se extiende,
cuerpos que olvidan su propio lenguaje,
mientras el tiempo, indiferente, enciende
su cuenta atrás sin sabio pasaporte.
 
Pero en los puestos, junto al pan reciente,
las niñas muestran su mercancía pura:
no venden solo lo que está presente,
venden futuro, venden la ternura.
 
Cada moneda es un suspiro urgente,
un microscopio más para la herida,
una esperanza contra el diente
de esta enfermedad aún no vencida.
 
«Juntos Contra la ELA» – no es solo lema,
es despertar conciencias adormecidas,
es transformar el luto en un problema
que la ciencia aborde con miradas decididas.
 
Por cada neurona que se apaga lenta,
una niña alza su mandil al viento,
y en su sonrisa, franca y penetrante,
se rompe el muro del desconocimiento.
 
Que cada hilo de estos delantales
sea un circuito para la pesquisa,
que cada abrazo, cálido y cordial,
encienda motores donde hay premura.
 
Hasta que un día, en un laboratorio,
el alba rompa con noticia cierta:
que la ELA perdió su territorio
frente a la vida, que al fin se abre puerta.
 
Mientras ese día llega, seguiremos
con mandiles blancos en la plaza,
tejiendo redes, porque ya sabemos
que la esperanza nunca se desgasta.

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