Maruja, la Amiga del Alma

En recuerdo de Maruja la más íntima amiga de mi madre. Que partió ayer al cielo. Ya están juntas con el resto de comitiva celestial de familiares y amigos.

Poema:

Una estrella más en el cielo, es cierto,
pero también un reflejo en el lago de los Sueños,
donde una Ondina de plata—tu esencia—
bebía la luz de la luna y comía sus destellos.
Atraviesa serena la superficie de luna,
cruzando hacia la otra orilla, sin dejar olas, solo estela de pétalos de loto.

Partiste, Maruja, con tu saber callado,
a reunirte con la comitiva querida.
Ya no es un jardín, es un cielo de almendros en flor
donde la cometa de un niño, de hilos dorados,
se soltó de sus manos y se volvió las alas
de una amistad compartida con mi madre.
Juntas remontan el viento eterno, riendo,
mientras pájaros de coral y nácar les cantan desde los aires,
junto a su hermano, sus padres, Marivi, Pablo, Boni y los abuelos,
en una plaza celestial donde el juego no termina
y los relojes son mariposas de esferas quietas.

Tu partida no es un hueco, es una siembra onírica.
Sembraste letras, risas y una historia
hecha a fuego lento, como el polvo de estrellas
que hoy cae suave en este primer día de Adviento,
un manto de luto y promesa, un silencio que germina.
Como el amor de amigas que es raíz, no rama.

El barco de la vida, con rumbo a otra parte,
navega hacia un puerto de luz entre brumas.
Pero tu latido no se apaga; resuena
en el coro de luciérnagas que enciende el crepúsculo,
y se funde con el de Tali con el de mi madre,
en la música antigua de la amistad plena,
mientras las Ondinas tejen coronas de espuma y jazmín
para la viajera que bebió del lago y partió sin hacer ruido.

Y aquí, en la tierra que recuerda tus pasos,
bajo los naranjos de la plaza serrana,
tu nombre se pronuncia en presente:
Maruja, la eterna amiga, la de la sabiduría tranquila,
que ahora es canción en el viento, estrella, memoria
y el sueño de la Ondina que cruzó el lago.

Que los besos al cielo, en bandada de pájaros blancos,
te alcancen volando sobre bosques de algodón azul.
Que la paz que sembraste sea tu eterno manto.
Que el polvo de estrellas que hoy llueve en este Adviento
sea semilla de sueños donde tu risa perdure.

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