
En esta entrada destaco y muy agradecida, la reseña que me hizo ayer Feliciano Francisco González Muñoz, en Facebook, de mi último cuento.
Marisa, el hada de la sonrisa
Mª Elena López de la Cuadra
Ilustraciones de -Aurora Cabeza Herrera
Editorial Gunis, 2024
El cuento infantil quizás sea una de las expresiones ancestrales de nuestro viaje como humanos. El cultivo de la fantasía y su proyección sobre los caminos de la vida nos han moldeado, a la mujer y al hombre, y a la forma de habitar el mundo. Es delicioso penetrar en el micro universo edificado del cuento y gozar del olvido de la realidad circundante al que nos empuja la fantasía, esa sencilla ensoñación que, porque lo es en una forma radical, cala en lo más íntimo del lector, nos hace posicionarnos en la más bella de nuestras épocas, la infancia. Nos adentramos en el bosque de las golondrinas, el robledal de los pájaros carpinteros, el poblado de los duendes, los bosques poblados de seres fantásticos, el lago del pulpo Shetar, el mundo donde las hadas Lola y Patricia reinan. Una tierra preparada para hacernos viajeros de sus escenarios imaginados desde los que olvidar la realidad para luego soñarla desde la fantasía. Un ejercicio educativo guiados por la mano, tan fantástica como cierta del hada Marisa,
«la de la eterna sonrisa, porque sólo su curiosidad era tan grande como su alegría».
La atenta mano de la escritora Mª Elena López de la Cuadra nos habla directamente así, haciéndose presente y reclamándonos desde el primer capítulo una exigencia: la de dejar volar nuestra curiosidad de lectores en las nubes de su propuesta narrativa.
En todas las historias se despliega un dilema moral, una confrontación entre el bien y el mal, a través de la ficción. En este cuento ese elemento va apareciendo a medida que se resuelven las adversidades de sus protagonistas. Los troles malintencionados reciben un escarmiento ejemplar, el de se ser aseados y perfumados en el lago por el pulpo Shetar; así deciden abandonar ese bosque y buscar otro. El dilema se resuelve de manera sencilla, sin el fácil recurso a la violencia, del que tanto se ha abusado en el cuento infantil. Nos llegan en este cuento recuerdos del modelo de nuestro gran Antoniorrobles. En la misma linea
vemos, la manera de reprender la maldad del Duque Rouco con la Reina Lola:
«…por quererme mal desde que era una niña»,
«por habernos perdido la infancia de la princesa».
¡Qué mayor valor puede señalarse en el cuento que el amor en una infancia dichosa!
Al finalizar la lectura de Marisa, el hada de la sonrisa, nos queda el disgusto de salir de su bosque y la esperanza de que la autora nos presente otros nuevos paisajes literarios.
Es un cuento que hay que leer. Recomendado.
Muchas gracias por tan preciosa reseña 😘