Llega septiembre con suave paso, y el verano se aleja, quedando escaso. El cielo se viste de un gris sereno, anunciando el otoño, que llega más pleno.
Las hojas amarillas, en un baile quieto, caen sobre el suelo, formando un secreto. Un manto dorado que el viento mece, y en cada rincón, la melancolía crece.
Gotas primerizas acarician los cristales, iniciando el tiempo de lluvias y truenos desiguales. Las tormentas rugen con voz potente, limpiando la tierra, fresca y ardiente.
Y entre paraguas y risas apresuradas, vuelven los niños con mochilas cargadas. La escuela despierta tras su largo sueño, abriendo sus puertas a un nuevo empeño.
Pero entre el bullicio, en una librería, hay magia que nace, poesía que enfría. Una escritora novel, con luz en la mirada, presenta su tercer cuento, con alma enamorada.
Las páginas guardan mundos de fantasía, donde un bosque otoñal y un hada se alían. Las palabras susurran entre estanterías, llenas de esperanzas y de valentías.
Es el ciclo que inicia, el cambio que llega, la historia que nace y que el tiempo no niega. Otoño, escuela, libros y lluvia, una sinfonía que el corazón fluya.
Así septiembre entreteje su canto, con hojas, relámpagos y un dulce encanto. Porque en cada comienzo, hay un verso escondido, en este septiembre recién estrenado.