
Aciaga noche que tú me faltabas, hotel que guarda un eco de poesía, y en cada sombra que la luz dibujaba, solo tu ausencia, amor, me envolvía.
El recital dejó su resonancia, versos que flotaron como humo en el aire, palabras que tuvieron su importancia, pero sin tu calor, nada es capaz de alegrarme.
Desde el escenario, miré caras amigas, ojos que brillaban con metáforas prestadas, y al recordar mis versos, sentí heridas, pues en tus labios quedó una promesa quebrada.
Sábanas revueltas testigos mudos de un amor apresurado entre las prisas, noche de hotel con besos desnudos y caricias que fueron improvisadas.
Promesa de regreso, de abrazo sincero, de tu piel cálida rozando mi mejilla, y ahora este cuarto gris, solitario y severo, donde el recuerdo muerde.
¡Oh, pasión efímera entre almohadas distantes, fugaz calor en esta madrugada! Mientras la ciudad con sus luces vibrantes, yo cuento las horas de una entrega fallida.
Y tal vez los aplausos fueron dulces, sinceros, hubo tal vez algún verso que tocó el alma, pero en este silencio de hotel, solo quiero olvidar la promesa que se volvió estrofa.
Aciaga noche que te faltaba, y al recordar aquel momento, en tu boca sentía un amor apresurado que grababa en este corazón su melodía herida.