Entre las sombras te camuflas
aún las tinieblas dueñas del lugar.
Sin más, esperas con paciencia,
te sobra el tiempo,
ella se confía en el calor de la noche
suaves, frías sábanas de seda.
Te deleitas pensando
calculas el momento idóneo
invades su cuerpo, su alma, su espíritu.
Turbaras su lindo sueño de caricias,
de tiernos besos.
Convertirás aquello en delirios alejando,
envolviendo sus tinieblas en tus abrazos,
sembrando sensaciones en su piel.
Cada noche un hilo de sus sábanas te llevas,
tejiendo un muro entre sus sueños,
escapas cada amanecer impune
no dudas en regresar cada atardecer.
Claro ahí te espera.